LA
PALABRA DE
DIOS
VIGENCIA E IMPORTANCIA DE SU CONOCIMIENTO Y APLICACIÓN EN
NUESTRAS VIDAS
La
palabra Biblia, viene del griego “Biblia”, plural de “biblion”, ‘libritos’. La Biblia, pues, constituye
una colección o biblioteca de muchos libros, los mismos que se encuentran divididos en dos secciones: El Antiguo
Testamento y el Nuevo Testamento.
Según
Casiodoro de Reyna y Cipriano de Valera, el Antiguo Testamento narra la
historia del pueblo de Israel. Esta historia se basa en la fe del pueblo en el
Dios de Israel. Los autores de esos libros, escribieron lo que Dios había hecho
con ellos, como pueblo, y en qué forma habían de adorarlo y obedecerlo en
respuesta a su amor.
A
continuación detallaremos los libros del Antiguo Testamento y cómo están
agrupados.
·
Los libros referentes a la ley: Génesis,
Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.
·
Los libros históricos: Josué, Jueces, y
Rut; 1 de Samuel y 2 Samuel; 1 Reyes y 2 Reyes; 1 Crónicas y 2 Crónicas; Esdras,
Nehemías y Ester
·
Los libros Poéticos y de Sabiduría:
Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares.
·
Los libros de los Profetas Mayores:
Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel, Daniel.
·
Los libros de los Profetas Menores:
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo,
Zacarías, Malaquías.
El
Nuevo Testamento, según la antigua versión de Casiodoro de Reina, revisado por
Cipriano de Valera, los libros del Nuevo Testamento fueron escritos por los
discípulos de Jesucristo. Ellos querían que otros oyeran que la vida nueva, es
posible a través de la vida, muerte y resurrección de Jesús. A continuación
mostramos los diferentes grupos de libros que componen el Nuevo Testamento,
también se mostrarán las cartas escritas por San Pablo, aunque exegetas y
eruditos discrepen de la autoría de algunos de ellos.
El
Nuevo Testamento se divide en:
Evangelios
·
libros de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
·
Cartas Paulinas: Romanos, 1ra
Corintios, 2da Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses,
Colosenses, 1ra Tesalonicenses, 2da
Tesalonicenses, 1ra Timoteo, 2da Timoteo,
Tito, Flemón.
·
Cartas Generales: Hebreos, Santiago, 1ra
Pedro, 2ra Pedro, 1ra Juan, 2da
Juan, 3ra Juan, Judas.
·
Libros históricos: Hechos de los
Apóstoles.
·
Libro profético: Apocalipsis.
En
los actuales tiempos, llenos de cambios e incesantes variaciones, podemos
apreciar con claridad que varias de las señales antes del fin, expresadas en el
evangelio de San Mateo, ya se han cumplido. Más aun, la ciencia humana predice
graves alteraciones del medio ambiente en el corto plazo. Lo único cierto y
seguro es estudiar las enseñanzas de la Santa Biblia, para buscar la paz y el gozo del
hombre, a través de las enseñanzas que nos da la Biblia. De esta manera, podemos
ser conscientes de lo predicado por Mateo, capítulo 7, versículo 24:
“Cualquiera pues que me oye, estas palabras y las hace, le compararé a un
hombre prudente que edificó su casa sobre una roca”.
De
las enseñanzas mostradas sobre la
Biblia, podemos comprender que el camino de la salvación se
encuentra al seguir el camino de Jesucristo. Él es el camino, la verdad y la
vida.
El
hombre tiene, pues, ahora, que empezar a meditar sobre estas palabras. No está
viviendo acorde con las sabias enseñanzas; necesita de un crecimiento
espiritual; así mismo, necesita una permanente conexión con Dios, a través del
cumplimiento de su palabra. Así, podrá experimentar en su interior los frutos
del espíritu como la paz y el gozo.
A
continuación, mencionaremos algunas enseñanzas escritas en la Biblia, que nos servirán de
guía en la vida diaria y que fortalecerán nuestro espíritu y nuestra fe:
·
Ante de las dificultades y adversidades
de la vida, que muchas veces agobian al ser humano — haciendo que algunos de
ellos tiren la toalla — hay en el Antiguo Testamento una enseñanza muy
importante: “Mira que te mando, que te esfuerces y seas valiente. No temas ni
desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo donde quiera que vayas”. Es este
mandato que va directamente a nuestra vida; tenemos que luchar, esforzarnos,
sin temor alguno, sin cobardía, pues debemos enfrentarnos a la adversidad y a
los problemas del hombre, contando con Dios. Y ello porque Él ha dicho: “Si tú
estas conmigo, quién contra ti”.
Creemos
con certeza que, para que el hombre consiga el éxito en el desarrollo personal,
tiene que contar con la fe, necesaria y suficiente, que le permita andar el
camino sin perturbación. La fe sin obras es fe muerta, como lo dice Santiago.
·
Es importante resaltar la enseñanza
escrita por Mateo 19, 16 y 17: “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno ¿qué
bien haré para tener la vida eterna? Y
él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno Dios”. En este
texto, podemos apreciar con suma claridad, el conocimiento claro de Jesús
acerca de la naturaleza pecaminosa del hombre, ya que Jesús, no le permitió al
joven rico que lo manipulará, cuando le dijo: “Maestro bueno”. Más bien, le respondió contundentemente: No hay
ninguno bueno, incluyéndose él mismo, y que él único bueno es Dios.
En
el análisis de esta interacción entre Jesús y el joven rico, podemos ver la
debilidad que tiene el hombre en su propia naturaleza.
Jesús,
continuando su interacción con el joven rico, le dijo: “Más si quieres entrar
en la vida eterna, guarda los mandamiento”. A lo que el joven le respondió:
“Todo esto lo he guardado desde mi juventud, ¿qué más me falta?. Y Jesús le
dijo: “Si quieres ser perfecto, vende lo que tienes y dalo a los pobres y
tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra se
fue triste porque tenia muchas posesiones”.
De
este diálogo entre Jesús y el joven rico, concluimos que el segundo, a pesar de
guardar los mandamientos de su juventud, sentía un vacío dentro de su ser, por
lo que le preguntó: “¿qué más me falta?”. Y esto se debía a que el joven rico
estaba aferrado a la vida material. Sólo creía en lo que pueden ver sus ojos y
tocar sus manos. Era un hombre sin fe, pero que tenía mucho dinero. Pero no era
feliz, pues no tenía a Dios en su corazón. Asimismo, podemos apreciar, que
Jesús le dice: “Deja todo y dáselo a los pobres” y lo convoca a estar con él.
Pero lo cierto es que el joven, agacha la cabeza y se va triste, porque no
quería dejar todas sus posesiones.
Continuando
con este diálogo, Jesús dijo a sus discípulos: “De cierto os digo que,
difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos”.
·
Hay otra enseñanza de Jesús ,
importante para el hombre, la cual es mencionada en Mateo 26, 39. En ella, Jesús
ora en Getsemaní: “Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y
diciendo: Padre mío, si es posible pase de mi esta copa, pero no sea como yo
quiero sino como tú”.
En
este pasaje se puede apreciar la debilidad que tenemos los hombres en nuestro
ser. Sin embargo, a pesar de ello, existe la oración como una herramienta para
vencer el temor que se nos presenta en algunos momentos de nuestras vidas. Es
con su vida misma, que Jesucristo nos enseña lo vital para la vida del hombre y
el gran poder que tiene la oración, pues a través de ella nos comunicamos con
el Padre y nos fortalecemos espiritualmente. El propio Jesucristo, nos lo
vuelve a reafirmar en un momento difícil para él, próximo a ser capturado para
ser crucificado: “Otra vez fue y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no
puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”. (Mateo 26,
42).
Este
pasaje reafirma contundentemente la necesidad de la oración pues, sólo a través
de esta, podemos adquirir la fuerza necesaria para hacer lo que tenemos que
realizar, en favor de nuestro crecimiento espiritual.
·
Es importante resaltar los pasajes
bíblicos, que muestran a un Jesús muy humano, haciendo uso de la misericordia y
de la compasión. San Juan 2, versículos 3, 4 y 5: “Y faltando el vino, la madre
de Jesús le dijo: No tienen vino. Y Jesús le respondió: ¿Qué tienes conmigo
mujer? Aún no ha venido mi hora. En este pasaje, Jesús se compadece de su madre
y muestra un rostro humano y misericordioso.
Asimismo,
en Juan 2, 5 manifiesta: “Su madre dijo a los que servían: “Haced todo lo que
él os dijere”. Y Jesús convirtió el agua en vino. Este pasaje, nos muestra que
Jesús todavía no empezaba su misión ni a predicar, y ya su madre le pedía que
hiciera un milagro. Jesús, a pesar de todo, realizó el milagro por amor y
compasión a su madre. Esto nos muestra la grandeza, la bondad y la misericordia
que tenía para con las personas, conociendo la fragilidad y debilidad de los
seres humanos.
Por
esta razón, no nos queda más a los hombres que clamar a Dios para que nos
responda y nos enseñe las cosas que no conocemos.
·
Otro de los aspectos de la naturaleza
humana, enseñados en la Biblia,
se encuentran en 2da. Timoteo 1, 7: “Porque Dios no nos ha dado espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”.
Lo
tratado en este pasaje, nos lleva a la conclusión de que un cristiano no debe
ser una persona falta de fe, con vacío espiritual, con ansiedad, con tensión, sin
autocontrol y autodominio, y que se deje llevar por el impulso. Más aun, nos
señala que contamos con el poder necesario para aplicar en nuestra vida diaria
las enseñanzas de la
Santa Biblia, que nos permiten crecer en el espíritu:
muriendo nuestras malas acciones y como consecuencia de esta decisión, adquiriendo
el dominio propio. Ello nos permitirá afrontar los problemas de la vida con la
ecuanimidad, serenidad y mansedumbre del caso. El hombre, conciente de su
necesidad de cambio y de su fragilidad, tiene que nacer de nuevo, de tal manera
que sea una nueva criatura, que deje las cosas y los pensamientos viejos que ya
pasaron. Todos los pensamientos, las acciones, tienen que ser nuevas.
La Biblia
nos indica directamente y claramente, cuando nos manifiesta cuáles son las
obras de la carne: Adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos,
celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios,
borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, acerca de las cuales la Biblia nos señala, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de los cielos. En Gálatas 5,
versículos 19, 20 y 21, cuando nos la menciona como: Así mismo, la Biblia nos señala que los
injustos no heredarán el reino de Dios.
•
Es necesario hacer recordar, que la
persona que se considera cristiana tiene que luchar por conseguir los frutos
del espíritu. Estos son mencionados en Gálatas 5, versículos 22 y 23: “Más el
fruto del espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza”.
Es
importante señalar que el cristiano debe tener estos frutos en su espíritu para
poder llamarse como tal; de lo contrario, de no existir aun todos estos frutos
en nuestra mente y espíritu, no podemos considerarnos verdaderos hijos del
Reino de Dios.
·
En nuestro aprendizaje de la Palabra de Dios, tenemos
que tener siempre presente el gran poder que tiene Jesús sobre las cosas
materiales. Habiendo fallecido Lázaro, llevando cuatro días de muerto, Jesús le
dice: “Lázaro, ven fuera”. Y Lázaro
resucito de entre los muertos. Es este poder de Jesús, el que nos permite tener
la fe necesaria para poder enfrentar los problemas del diario vivir. Más aun, si
sabemos que Jesús está vivo, pues el mismo resucitó, posee una inteligencia
profundamente infinita y escudriña la mente del hombre.
·
Es necesario advertir que, todo acto
que realice un ser humano trae una consecuencia que puede ser buena o mala para
él. Es en este sentido, que Santiago, 1,
versículos 13, 14 y 15, nos dice: “Cuando alguno es tentado, no diga que es
tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni Él
tienta a nadie, sino que cada uno es tentado por su propia concupiscencia, la
misma que lo atrae y lo seduce.”
Por
esta razón, si a una persona le va mal en todos los actos de su vida es porque
vive una vida sin valores, alejada de Dios; porque se encuentra ciega y en
tinieblas. Sin embargo, a pesar de ello, Dios, en su infinita misericordia,
está llano a escucharnos y sobre todo escuchar a aquellas personas dispuestas a
iniciar una vida nueva, arrepintiéndose del mal que han hecho, con la finalidad
de llevar una vida digna, útil a ellas mismas, a su familia y a la sociedad.
Tengamos
pues, siempre presente, la gran fragilidad que tiene el hombre y la certeza de
que Dios es conocedor de nuestra fragilidad. De esta manera, podemos pedir el
apoyo de Él para enderezar nuestro camino.
·
Todas las personas que llevan y
practican la Palabra
de Dios en su vida diaria, cuentan con las promesas hechas por Jesús en el
Nuevo Testamento. “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre
echarán fuera demonios, hablaran nuevas lenguas, tomarán en las manos
serpientes y si bebieren cosas mortíferas no les harán daño, sobre los enfermos
pondrán sus manos y sanarán”. (Marcos 16, versículos 17 y 18).
Finalmente,
debemos decir que, el mensaje cristiano, a pesar del tiempo transcurrido y de
los grandes avances de la ciencia y de la tecnología, está más vigente que
nunca y el mundo necesita mucho de él. El hombre actual carece de amor a sí
mismo, y a su prójimo; y se encuentra en una crisis de fe y de valores. Todo ello
está acarreando a la sociedad una serie de problemas que no tienen solución
sino en Dios.
Solamente
haciendo uso de la Palabra
de Dios encontraremos solución, pues ella nos muestra el amor a Dios sobre
todas las cosas, el amor al prójimo como a nosotros mismos y, sobre todo, la
preeminencia del amor sobre todas las cosas.
Además,
siempre debemos recordar lo que Jehová (Dios) nos dice a través de su santa
palabra: “Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi
palabra”. (Isaías 66, 2)